El DCP es el “celuloide” del nuevo cine digital. La proyección no se realiza ya en base a rollos de película, como en el cine convencional, sino mediante un “paquete” de datos informáticos que el proyector digital es capaz de interpretar y proyectar.
De ahí las siglas DCP, digital cinema package: paquete de cine digital. Este paquete de datos es enviado al cine en la forma de un pequeño disco duro portátil, o transmitiéndolo directamente, a través de las redes informáticas.
¿Por qué el DCP? ¿Por qué el cine digital?
La sustitución del cine convencional por el digital se ha acelerado a nivel mundial.
Esta sustitución acelerada se debe a varias causas:
El cine digital nació con altos estándares de calidad y prestaciones, iguales o superiores a los del cine convencional, y está preparado para asimilar las nuevas tecnologías que vayan apareciendo. El cine digital incluye, de inicio, la proyección tradicional y la estereoscópica 3D, así como el sonido envolvente sin compresión.
Seguridad y protección de derechos. La distribución de una película en un formato digital, el DCP, permite su protección criptográfica, con la posibilidad de controlar la exhibición mediante permisos específicos, a nivel de un proyector individual y en un rango de fechas determinado, haciendo prácticamente imposible la copia y la proyección “pirata”.
La aceptación de los masteres digitales en los mayores festivales y muestras de cine, incluyendo los Oscar: el DCP como formato equivalente a los tradicionales de celuloide, en 35 y 70 mm.
El costo de elaborar un DCP puede ser inferior en diez veces, o más, al de la obtención de una copia maestra en celuloide. Una vez realizado, es posible duplicarlo a un costo ínfimo y sin pérdida de calidad, todo lo contrario a la película convencional. Además, de una costosa distribución de cientos o miles de latas de película, usando medios de transporte convencionales, ahora sólo es necesario enviar a los cines el DCP, en la forma de un pequeño disco duro, o transmitirlo directamente a través de las redes informáticas.
Muy vinculado a estas drásticas reducciones de costo, la “democratización” de la industria del cine. La tecnología digital pone al alcance de muchos productores y realizadores, independientes, medianos y pequeños, la realización de un DCP, y con ello, el acceso al gran mercado de distribución y exhibición. Esto era imposible con la tecnología convencional. Por otra parte los cines, atados antes a las grandes producciones y a los grandes distribuidores, comienzan a tener acceso a una creciente cantidad de material alternativo y a nuevas formas de contratación y distribución.
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